El Padre Juan McKniff recibió el título de «Siervo de Dios» en el año 2002, este es el primer paso hacia una posible canonización como santo.

John Joseph McKniff (1905-1994): Una Vida Agustina de esperanza.
John Joseph McKniff nació en Pensilvania en 1905 y dedicó su vida al servicio como sacerdote agustino. Tras completar su formación y obtener una licenciatura en Artes de Villanova College, fue enviado a Roma para estudiar teología y se ordenó sacerdote en 1930, doctorándose en filosofía en 1932.
Su ministerio lo llevó por diversas partes del mundo:
Estados Unidos: Sirvió en programas de formación en Villanova y en la Academia Agustina de Staten Island.
Filipinas: Impartió clases de química en el Colegio de San Agustín, Iloilo, hasta que un grave accidente lo obligó a regresar a EE.UU. para recuperarse.
Cuba: En 1939, fue enviado al Colegio San Agustín y luego, por 27 años, fue párroco del Santo Cristo del Buen Viaje en La Habana. Durante el régimen castrista, fue uno de los pocos sacerdotes estadounidenses no expulsados, atendiendo a los fieles en condiciones difíciles. Abrió una clínica, una escuela parroquial, y expandió la Legión de María y la Tercera Orden Agustina. Se vio forzado a regresar a EE.UU. en 1968 por razones de salud, y el gobierno cubano le impidió regresar.
Perú: Desde 1972, ayudó en la prelatura de Chulucanas, sirviendo como párroco asociado y enseñando en el seminario de Trujillo, mientras visitaba a sus feligreses cubanos exiliados en Miami.
Falleció en Miami en 1994 a los 88 años. Sus funerales se realizaron en Miami, a petición de la comunidad cubana, y se celebró una misa conmemorativa en Chulucanas. En 1999, debido a las constantes peticiones de Perú, se inició el proceso diocesano para su causa de canonización en Chulucanas.
Llegada de los restos del Siervo de Dios a Chulucanas.
Entre homenajes, cantos, oraciones y emociones profundas, el pueblo de la Diócesis de Chulucanas, recibió el pasado 21 de junio, los restos del P. Juan McKniff, quién dedicó sus últimos años como misionero al servicio de esta jurisdicción, sobre todo en la comunidad parroquial San José Obrero, donde hoy descansan sus restos para veneración de los fieles que acuden a su intercesión buscando una gracia de Dios; mientras continua su proceso para posiblemente, ser elevado a los altares.

Sus restos descansaron la noche del 21 en la parroquia San Ramón, donde también sirvió con mucho amor, sobre todo acompañando a la Legión de María. Durante esta noche de vigilia, se compartieron diferentes testimonios de fe, de personas que vivieron momentos con el Padre Juan McKniff y resaltan su estilo de vida y su vocación.

Santa Misa de Reentierro del Siervo de Dios, P. Juan McKniff
Previo a la celebración litúrgica, los fieles acompañaron el traslado de sus restos, desde la parroquia San Ramón hacia la parroquia San José Obrero. En este recorrido muchas comunidades zonales prepararon sus altares y oraron agradecidas por este acto de fe, muy trascendental para nuestra comunidad diocesana.






La Celebración de la Santa Misa fue muy emotiva con gran participación de agentes pastorales de nuestras diócesis y de otras jurisdicciones, como el Padre Juan Lydon quien trabajó por muchas años en nuestra comunidad, asimismo esta celebración fue presidida por Monseñor Cristóbal Mejía corral, y Concelebrada por Monseñor Miguel Cabrejos, Arzobispo Emérito de Trujillo.



El Padre Juan McKniff, Autentico misionero de la esperanza, nos deja un testimonio elocuente de entrega total a Cristo y a su pueblo. Su vida humilde, su amor preferencial por los mas pobres, y su compromiso por la justicia y la dignidad humana, nos animan a vivir con renovada fidelidad nuestra vocación bautismal (Mons. Cristóbal Mejía Corral).
